lunes, 30 de septiembre de 2013

La Caida del Aguila

[...]Otro de los Fragmentos de Lindisfarne, viene firmado por Marekius, un guerrero sajón o juto, y que para el Profesor Cavendish de la universidad York es la prueba de su falsedad, ya que en la época del relata difícilmente un guerrero anglosajón, habría sabido escribir en latín, sin embargo, otros sostenemos que la presencia de terminos germanicos en el texto, como houscarl y thulr, son clara prueba de[...]

[...] Es bien sabido, que son tiempos difíciles los que se viven en una ciudad asediada. Las calles se vuelven mas solitarias, las raciones más reducidas y  la gente mas desconfiada e implacable. Esta era la situación en Vinovia, norte de Britania, a principios de verano del año 451. Una gran banda de pictos, llamarlo ejercito seria una exageración, acampaba a sus puertas. Este hecho no habría tenido nada de particular, de no haber estado la banda, comandada por un tal Craw Dos Hachas, acompañada por una enorme bestia, algún engendro diabólico o troll, como lo llaman los sajones, de más de 40 pies de alto. La criatura, era similar a los elefantes descritos por Plinio y Polibio, pero cubierta de pelo marrón y lanudo, y de un tamaño mucho mayor. La bestia era conducida por un anciano de aspecto intimidador , y describió tres círculos en torno a la ciudad, barritando con fuerza al llegar ante la puerta norte en cada una de las tres ocasiones. El pánico estuvo a punto de apoderarse de la plebe, pero el gobernador Máximo Meridio Agrícola, consiguió mantener el orden. En aquel momento, los pictos enviaron un emisario que anuncio que quería hablar con el gobernador, pero también con la líder de los guerreros del pueblo del mar, que es como los pictos llaman a los sajones.

Marcharon pues, los unos y los otros, bajo una cortina de lluvia, hasta llegar a un toldo que se había levantado en la tierra de nadie. Por parte de la ciudad, fueron el mismo Agricola, un magistrado civil llamado Petronio Casto, y una sacerdotisa de Isis llamada Claudia, sin duda para proteger a la comitiva de los embrujos de los druidas pictos. Por nuestro lado fueron el houscarl de Jorun, la curandera Thorlot, el scop Wulfric y una adición reciente, el thulr Kjallak.

 Allí se reunieron no solo con Dos Hachas, sino también con su sacerdote, Gronar, un individuo
legendario del que se dice que llevaba siglos sobre la Tierra. Estaba acompañado de dos acólitos, que estaban en cuclillas a sus pies, mostrando la conducta mas sucia y repugnante que uno pueda imaginarse. Sin embargo Gronar no abrió la boca en ningún momento, y fue Dos Hachas, con unas maneras y dotes que nadie hubiera imaginado en un salvaje, quien llevo la voz cantante.

Mucho es lo que ha sufrido y penado mi pueblo a manos de los romanos, y solo el pensar cuantos de ellos morirían si atacáramos la fortaleza me contiene de dar la orden. Más no dudéis que lo harían si yo diera la orden, y con la ayuda de la Montaña que Camina, Vinovia caerá en un mar de sangre. Así que, si sois sabios, tomareis mi oferta y me daréis lo que pido. Respecto a los Hombres del Mar, no entiendo porque han entrado en esta lucha y han matado a tantos de los míos, mis guerreros quieren capturarlos y darles una muerte terrible, pero yo he contenido su justa ira y podréis marchar. Hasta os dejaremos a vuestros muertos sobre la colina, sin mas daño que el que la lucha les haya causado.

A continuación Dos Hachas hizo unas peticiones desmedidas, exigiendo que se le entregara una cantidad de grano que dejaría los graneros de la ciudad vacíos y que Agricola le abriese los arsenales de Vinovia, entregándole gran cantidad de armas y armaduras. Contra toda razón, Agrícola concedió todas las peticiones de Dos Hachas.

De vuelta a la posada donde se alojaban, los Eotenbanum hablaron largo y tendido de como proceder, de si Dos Hachas y Agricola cumplirían su palabra. Pronto decidieron que necesitaban saber más, pero, ¿como conseguirlo?. Estaba claro que moverse por las calles de la ciudad era una insensatez, con consecuencias terribles en caso de haber sido descubiertos. Finalmente decidieron que Kjallak entraría en trance de nuevo y desde el supramundo, su anima podría averiguar la verdad.

El espíritu de Kjallak remonto como un pájaro y vio la ciudad desde lo alto y la vio como solo pueden verla los iniciados, vio la ciudadela, construida por un Imperio moribundo, custodiada por un Gran Aguila que estaba perdiendo las plumas, y vio un faro de luz dorada en el templo de Isis, que en esta existencia tenia un aspecto muy distinto del que tenia en el mundo real, aparentado un magnifico templo de estilo egipcio con un gran pórtico. Kjallak intento entrar en el templo, pero se encontró con un espíritu que había tomado la forma de un hombre con cabeza de halcón,  que se enfrento a él, Horus de nombre. Kjallak venció al espíritu y violo el santuario para ver que acontecía en su interior, viendo a la sacerdotisa Claudia dirigir la carga de unos carros con sacos de grano. No permaneció mucho tiempo porque estaba claro que la joven sacerdotisa sintió algo y empezó a invocar la magia de su diosa.

Kjallak decidió volver a la ciudadela y que nada ni nadie le impediría pasar, así que se enfrento al espíritu del águila, y lo destruyo. Esta vez nadie dentro de la misma pareció darse cuenta de la muerte del genio tutelar de la civitas, y continuaron con su labor, que consistía en seleccionar las armaduras en peor estado y sabotearlas antes de entregárselas a los pictos.

Kjallak se volvió entonces temerario y decidió marchar contra el campamento de los pictos. Allí encontró a uno de los acólitos de guardia, y cuando el se negó a dejarle pasar y le ordeno que se marchara por donde había venido, el permaneció en su lugar. Llamo a su señor Gronar y al otro acólito, y entre los tres consiguieron expulsar a Kjallak de vuelta a su cuerpo.

Al despertar, Kjallak contó lo antedicho, pero dijo que habían sido los druidas pictos los que habían destruido al Gran Águila. Después de esto, la confusión invadió a los matatrolls, ya que temian que el pacto acabara malográndose. Pensaron incluso en abandonar la ciudad esa misma noche o traicionarla y entregársela en bandeja a los pictos, sin embargo al final no acordaron nada y se opto por esperar a ver como se desarrollaba los acontecimientos.

martes, 17 de septiembre de 2013

Manuscrito encontrado en Lindisfarne...

De los hallazgos habidos en las excavaciones del monasterio de Lindisfarne, ninguno ha captado tanto la imaginación popular como el llamado Manuscrito del Skald. Este conjunto de hojas de pergamino se encontró en un magnifico estado de conservación gracias haberse encontrado dentro de una caja de peltre, con el emblema de la Legio XVIII (obviamente una falsificación) , desenterrada en la campaña de verano de....

Toma mi voz, o Saga, que te sientas junto al trono del Tuerto en el Walhöll de doradas puertas, para cantar la saga de los Eotenbanum, los Nemesis Trolo, los Matatrolls, cuando tras recorrer largas millas el sendero de las ballenas en pos de la Estrella Polar, llegaron a los pies de las murallas de Vinovia.

Largo tiempo hablaron Jorun y sus fieles sobre como proceder con la hueste picta. Su conducta era sumamente extraña. Hubiera sido de esperar que, dado lo pequeño de su numero, y que habían encontrado la ciudad con las puertas cerradas y a la guarnición presta para el asedio, hubieran vuelto por donde habían venido, mas no fue así, sino que acamparon en una loma a un par de millas de la ciudad, encendiendo gran cantidad de hogueras, como ardid para simular ser un gran numero. Esto se descubrió gracias al thulr Kjallak, que siguiendo los oscuros caminos de la sedjr envió su hamr a visitar el campamento picto, mientras su cuerpo permanecía en trance junto a sus compañeros. Kjallak vio que había menos de un picto por cada hoguera y así mismo vio que un grupo de unos veinte  caledonios permanecían agrupados junto a un poste de madera tallada, que parecía albergar una gran magia.

Finalmente, los Eotenbaum optaron por la conducta más audaz, ya que eran casi treinta con los hombres que Jorun había traído con ella, atacar a los pictos por la noche, aprovechando la sorpresa y su dispersión. Más las nornas se mostraron poco favorables, y fueron los pictos los que les tendieron una contraemboscada, apercibidos de su llegada. El ataque de los pictos no hubiera sido tan terrible de no haber contado con el auxilio de la magia negra.

Invocaron una presencia aterradora albergada en el poste de madera, una figura pálida y fantasmal, de una mujer enfermizamente delgada y enloquecida. La criatura lanzo un chillido aterrador, en el que pesaba toda la ira y la desesperación de una mujer abandonada y consumida por la pena, lo que en las Tierras Altas de Caledonia llaman una banshee.

El chillido ultraterreno de la banshee hizo flaquear el corazón de la mayoría de los hijos de Beorn.  Es sabido que muchos hombres (y mujeres) que no temen enfrentarse al berserk, el huno, el franco o incluso al berserk mas rabioso, flaquean ante la brujería. Y así ocurrió esta vez,  la brava Rowen, el valiente Marek, y la mayoría de los Eotenbanum huyo, buscando alejarse lo mas rápido de la criatura.

Sin embargo los hechiceros, más acostumbrados a lidiar con la sobrenatural, fueron capaces de resistir. Kjallak enfrento su poder con el del espectro hasta desterrarlo de vuelta a Helfheim, y Thorlot consiguió utilizar el poder de la bella entre los Vanir para repeler a las fuerzas de ultratumba. Pero la victoria de los magos llevo su tiempo y entre tanto los pictos masacraron sin piedad a gran parte de los beorlingas, y sus cuerpos cubrieron la ladera de la loma britana como joyas arrojadas por un rey desdeñoso. Apenas un puñado consiguió sobrevivir y, reuniéndose alrededor de los recobrados Eotenbanum, no solo resistir a la hueste pintada, sino infringirla una derrota tan grande, que por cada beornlinga muerto, cayeron tres caledonios.

Los pictos se retiraron como las olas que ven su fuerza agotada contra los blanca roca de los jutos. Los hombres pintados, quebrantados y menguados,
vencidos por la roca de la fuerza sajona, profirieron aún bravas amenazas, jurando que con el alba llegaría su venganza, de la mano de Craw Dos Hachas, el afamado jefe picto, descendiente, se decía, del gran Bran Mak Morn.

Pese a haber ganado el campo, la prudente hija de Hlothere decidió que buscar abrigo ero la opción mas sabia. Marcho con los supervivientes hacia la sitiada fortaleza y llamo a sus puertas. Los habitantes de Vinovia no sabían exactamente lo ocurrido, pero les había quedado claro que aquellos hombres y mujeres no eran amigos de los pictos, y que les habían causado un gran daño. Abrieron con cautela las hojas de las grandes puertas, dejando pasar a los beorlingas y una vez vencidos sus recelos hacia los guerreros de cabelleras rubias y rojizos les brindaron su hospitalidad, ofrenciendoles sustento y aposento para sus fatigados cuerpos, unguentos y vendas para sus heridas y abriéndoles sus repletos arsenales, pues en Vinovia había mas armas que hombres dispuestos para portarlas.

La salida del sol les encontró encaramos en la muralla, viendo como llegaba la banda de Dos Hachas, y con ellos una criatura de tiempos remotos, del invierno primordial de Niffelheim: Un troll mas grande que un jotun, que caminaba sobre cuatro patas como un buey, con una cabeza deforme con dos colmillos enormes y retorcidos, como los de una morsa y un tentaculo como el de un kraken naciendole entre los dos ojos, cubierto de pelo marrón más espeso que el de un so. Entonces, Jorun se dirigió al romano que gobernaba la ciudad  y le dijo así....
EL TROL DE DOS HACHAS

viernes, 13 de septiembre de 2013

Bienvenidos al Norte.

Tras su épico duelo, Marek Accason acaba casi a las puertas de la muerte. Solo el don de Thorlof la
Curandera,  hermanastra de Hvit, consigue remendarle con la ayuda de la Daga del Uro, el talismán hallado el año pasado en la guarida del trol. Hace un año, ahora parece una eternidad.
Pero ni la magia mas fuerte puede conseguir que las graves heridas de Marek desaparezcan de la noche a la mañana. Debe guardar reposo durante un mes para que su herida del vientre se cierre, tiempo que los Matatrolls aprovechan para planear su próxima expedición. Y es que hasta que llegue el otoño y la cosecha no hay mucho que hacer, así que deciden que seria buena idea tratar de encontrar a Fray Kenneth, ese asesino irlandés. 

No saben mucho salvo algunos rumores sobre que su guarida esta en una isla al norte del Muro de Adriano, así que deciden navegar hacia el norte, aprovechando el verao, y acercarse a la ciudad de Vinovia, no muy lejos del Muro. Deben ir con cuidado, ya que los sajones no son muy apreciados en esas tierras, especialmente tras el ataque punitivo que Hengist encabezo el año pasado por orden del rey Vortigern.

Tras navegar cientos de millas en dirección norte, los PJ embarrancan su nave en una solitaria cala de las costas del reino de Ebrauc. Tras conferenciar sobre cómo proceder, deciden enviar un  grupo de exploradores por delante hacia Vinovia. Dicho grupo esta formado por Marek, Thorloff, los dos Wulfrics, la temible Rowen, y un nuevo fichaje, Tullio, un renegado galo-romano. El destacamento se completa con cinco hombres del clan de los beornlingas. El primer día del viaje transcurre sin incidentes, pero el segundo día ven una columna de humo en la lejanía. Deciden que Wulfric el Viejo y la letal Rowen se acerquen a ver que ocurre mientras el resto espera a la sombra de unos arboles.

Sin embargo Wulfric no se encuentra muy inspirado y es tomado por sorpresa por un grupo de pictos, que son quienes han provocado el fuego al incendiar una aldea. Entre las espigas de cebada Rowen despacha a cuatro de estos salvajes caledonios, con cuerpos pintados de azul en hipnóticas espirales.

Tras este encuentro deciden avisar al resto de los Matatrolls, y juntos deciden atacar la aldea, despachando de paso a otros siete pictos. Tras discutir un rato si continuar o no con su viaje, deciden, no solo que van a continuar, sino que van a ir directos a Vinovia, y sin enviar exploradores por delante, que para eso son unos tíos duros. 

Total, que les emboscan un grupo de veinte pictos, que les atacan desde lo alto de los colinas lanzandoles rocas y cargando cuesta abajo contra ellos. A toda prisa, Tullio recuerda lo suficiente de su entrenamiento legionario para formar un cuadro defensivo y plantar cara a la horda picta, y consiguen derrotarles sin sufrir perdidas, pese a haber sido atacados por sorpresa y verse doblados en numero. Los pictos supervivientes se rinden y a cambio de sus vidas, cuentan a los Matatrolls que conocen al "Irlandés de la Maza" y creen que vive en Orkney, unas islas situadas muy al norte, en el fin del mundo.

Tras superar la emboscada, deciden enviar exploradores por delante, y estos descubren que la ciudad de Vinovia esta cerrada a cal y canto, y una banda de setenta pictos esta emboscada a sus puertas.

martes, 10 de septiembre de 2013

Los Pretendientes.

Los Matatrolls emergen del interior de la montaña, cerca de la cumbre, y bajan raudos hacia las
También abre latas y botellas, no
solo vientres.
cóncavas naves. Marek en especial blande orgulloso la lanza plateada que ha obtenido del gigante Gawal. Se trata de una arma de un aspecto letal, lleno de filos aserrados que se siguen unos a otros como los dientes de una fiera. Su brillo plateado le confiere un aspecto sobrenatural, y por si esto no fuera bastante, si es arrojada vuelve a la mano de su portador.

Tan alegres están, tan absortos en su victoria, que no entienden por que junto a las naves Oswulf esta organizando a los hombres en un muro de escudos, hasta que se dan cuenta de que llevan un gigante con ellos y que el fiel berserk cree que van a ser atacados por un jotunn, y los demás Matatrolls han de apaciguarle para que acepte al gigante como un amigo.

La presencia de la criatura en el barco, junto a los rumores del rechazo de Thor, dan pábulo a rumores durante el viaje de vuelta a Britania, y se producen algunos diálogos tensos cuando Rowenn toma el timón del Lagrimas de Freyja. Una mujer da mal fario y todo eso.

Sin embargo estas preocupaciones insustanciales pronto pasan a segundo plano cuando se presenta ante los Matatrols, surgido de entre las olas, el mismísimo Manannán Mac Lir, el dios britano del mar, que reclama la libertad de su sobrino Gawal, hijo de Bran el Bendito. Ni siquiera los Matatrolls se atreven a desairar a dos dioses la misma semana. Así que dejan partir al gigante, que les promete su amistad y que si necesiten su ayuda susurren a cualquier arroyo o rió, que su mensaje acabara llegandole gracias a su tío. Si todo fallara podrán encontrarle en la Isla de Manannán. Por su parte, el dios del mar promete a los Matatrolls que sus redes jamas estarán vacías.
¡¡Naa, claro que puede irse, si en realidad le estábamos llevando a casa!!
De vuelta a Thanet descubren que han aparecido nuevos inconvenientes. Una autentica oleada de pretendientes jutos se ha presentado en el gran salón de Hlothere, todos aspirando a la mano de Jorun. Y es que Hengist, durante su viaje a Jutlandia no ha perdido ocasión de alabar la belleza y la riqueza de Jorun, y el hecho de quien se case con ella se hará con la jefatura de los beornlingas.

A Marek todo esto no le hace gracia, y a la primera oportunidad se lo escupe a la cara a uno de los
Freoca ofandiendonse
pretendientes, Freoca Erikson, que no se lo toma nada bien. De hecho, tan mal se lo toma que envía a un asesino que trata de acabar con Marek por la noche, cuando este va a hacer de vientre. En el corto trayecto entre en la casa y la letrina, Marek consigue vencer y reducir al asesino, y luego con la ayuda de sus camaradas le hace confesar quien le ha enviado.

Consultan al sabio Hlothere como proceder, y este los apacigua para que no tomen venganza y empiecen un feudo de sangre. Ordena a Wulfrig el joven que componga a un lay satirico sobre el combate de la letrina para escarnecer a Freoca, y que los Matatrolls, con el asesino maniatado vayan por los asentamientos jutos proclamando la infamia del asesino. Finalmente en uno de estos campamentos de inmigrantes Freoca se enfrenta con los PJ y fuerza un juicio de armas, defendiendo su causa un recio berserk armado con una enorme hacha de dos manos, de nombre Penda. Amigos y enemigos forman un circulo de escudos entre ambos rivales. Pronto queda claro que ambos están muy igualados. El Berserk da golpes mas duros, pero la defensa de Marek es mas dura. La balanza de la vida y la muerte se inclina varias veces, unas veces del lado de Penda, otras del de Marek Accason. Marek ve como su escudo es astillado, y su cota de malla se convierte en jirones, pero finalmente, cuando casi se ve ante el Puente del rió Gjoll, consigue sacar fuerzas de flaqueza y derrotar al hijo de la furia. Con un golpe certero y seco le separa la cabeza del tronco, enviándola a los pies de Freocca.
¡¡Nadie tendra a Jorun!!. ¡¡¡¡SALVO YO!!!!

Más esta pobre prosa es solo un leve atisbo del poema en que Wulfric el Joven gloso este duelo y que aún se sigue cantando junto al fuego en los salones de los reyes del norte.

martes, 3 de septiembre de 2013

Dyng ond Dracan

O Dragones y Mazmorras en ingles antiguo como podéis comprobar aqui.

Aprovechando los meses de espera y preparativos que quedan por delante hasta la campaña contra los cantacii, los Matatrolls se embarcan en Las Lagrimas de Freya, cruzan el canal y remontan el Rin de nuevo, hasta  llegar al altar de Woden donde la daga del toro pareció vibrar, y averiguar que pudo causar este hecho.

El lugar posee una abrumadora belleza. Una montaña de granito, que se alza junto al gran rió en un acantilado gris con vetas verdes de zarzas y matorrales, a su lado, un bosque verde profundo y oscuro, sirve de fondo al altar del Padre de Todos, formado por dos enormes megalitos de piedra y una mesa de roca.

Dejando la nave varada en la orilla del rió, y a la tripulación junto a ella, los Matatrolls se adentran en
la sombría floresta, avanzando con dificultad, sin que nada atraiga su atención hasta que empiezan a oír una canción, que danza entre los arboles como la lluvia, que reverbera en la corteza como el trino de un ruiseñor.

   Cautivados por la canción, se dirigen hacia su origen, y al apartar una rama de roble, ven a una hermosa doncella peinando su largo cabello dorado, que brilla y centellea. La belleza de su voz los cautiva completamente, hombres o mujeres, escaldos o guerreros. Avanzan hacia la belleza del bosque sin prestar atención a cosa alguna, y entonces, sus pies dejan de pisar el suelo, y caen. Caen a una negra sima, tan profunda, que la luz del día es solo una tenue linea de blancura en lo alto.

Es que las Elfas Oscuras te roban el corazón
En la oscuridad, los Matatrolls se miran unos a otros, a la luz de la tea prendida por Hvit, la Señora del Fuego.¿En que estigia oscuridad han acabados atraídos por el hechizo de la ondina?. ¿Estarán en el reino de los svartalfheim, los elfos oscuros?, ¿en la guarida de un dragón?....

Pero no es la primera vez que los Matatrolls se enfrentan a bestias sobrenaturales, y saben que el viejo proverbio "si sangra puede morir" encierra una gran sabiduría. Siguiendo el consejo de la vidente Hvit, se internan en un túnel lateral, cubierto de una excrecencia negra, hasta entrar en una cámara oscura, donde ven a cuatro hunos, o más bien sus caras de ojos rasgados, ya que el resto de sus cuerpos esta cubierta con la sustancia negra. ¿Que o quien los ha puesto allí?. La incógnita se resuelve de inmediato, cuando una inmensa sierpe de escamas negras abre sus fauces y trata de engullir con ella a los PJ. Sin embargo, Marik, siempre alerta, bloquea su ataque, afrondo el solo su feroz mirada que vuelve torpes sus pies y sus manos. La feroz Rowenn le abre un enorme tajo en la tripa con su espada de doble puño, y la criatura, muy debilitada, no puede con la furia desencadenada de los Matatrolls. Las llamas invocadas por Hvit acaban dándole el golpe mortal, aunque, desafortunadamente, prende la sustancia negra y los cuatro hunos perecen abrasados.

Pero de entre las llamas aparecen algunos objetos. Uno es un anillo de oro, un anillo de Equites,
 forjado en tiempos de Augusto, aunque con algunos elementos de decoración sorprendentemente germánicos para su época, como observa Jorun doctamente. Aún mas, cavando bajo el lugar donde estaba el anillo, encuentran una caja de acero, con un águila y el acronimo SPQR grabado en la tapa forzada. Esta llena hasta la mitad de monedas de oro acuñadas en el año 762 Ad Urbe Condita. Aunque ya todos sospechan lo que hay tras todo esto, una visión de Hvit se lo confirma. Esta caja y estas monedas formaban parte de los fondos de la XIX legión, una de las aniquiladas por Hermanen el Querusco, Arminio para los romanos, hace mas de cuatrocientos años. Y el anillo, era SU anillo, el que llevo cuando se hizo pasar por un leal súbdito del Imperio, y que arrojo aquí en señal de desprecio a Roma.

Pagad el Wergeld o morireis
Contentos con su triunfo, los Matatrolls abandonan la cámara y continúan su camino por el túnel principal, mas allá les acecha una terrible amenaza. Mientras caminan por el túnel, amplio, largo y oscuro, empiezan a oír, susurros primero, voces definidas después. Por el rabillo del ojo ven siluetas arrastrándose, acompañados del roce de escamas contra la roca.  Las voces empiezan a hablar: "Somos la progenie de Fafnir. Habéis matado a uno de los nuestros, debéis pagar el Wergeld o moriréis." Los Matatrolls vacilan y dudan unos momentos. ¿Tratar de engañar a estas criaturas?. Son seres dragontinos, maestros en la falsedad y los dobles sentidos. ¿Enfrentarse a ellos?. Es cierto que acaban de matar a uno, más, ¿a cuantos se enfrentan esta vez?, y en su terreno, no lo olvidemos... Finalmente Jorun toma la palabra y utiliza su conocimiento de las leyes y costumbres para alcanzar un acurdo con las criaturas y les entrega la cuarta parte del oro romano. La oratoria de la hija de Hlothere impresiona tanto a las criaturas que estas le indican el camino más corto de vuelta a la superficie.

En su camino de vuelta a la superficie, mientras avanzan por el túnel, cada vez se oye mas fuerte el resonar de un martillo contra el yunque, hasta atronar reverberando por todo el túnel y la inmensa cámara donde desemboca. En ella hay una fragua, no alimentada por leña ni carbón, sino por roca candente. Sobre ella, un hombre enorme, de cuatro metros de altura, cegado y encadenado al yunque, trabaja en una lanza de plata. Su cuerpo esta lleno de tatuajes azulados de serpientes enroscadas unas con otras, a la usanza britana. Ciego y ensimismado en su labor, el gigante no presenta peligro alguno y los PJ pueden pasar de largo si así lo desean, mas la curiosidad puede mas y gritan hasta desgañitarse para conseguir que el coloso los oiga.

Este interrumpe su labor y se presenta como Gwawl, hijo de Bran, hijo de Lugh. Se trata de un semidiós britano, cegado y esclavizado por los Aesir. Los Matatrols se ofrecen a liberarlo, ya que Gwawl esta atado no solo por una cadena, sino también por poderosos conjuros que le impiden no solo tratar de huir, si no ayudar a otros a que le liberen. Hvit trata de romper la cadena con su magia una y otra vez, hasta que sucumbe al agotamiento y se desmaya. 

"Te has pasado niña"
Airada por este fracaso, la blonda Jorun apela a sus antepasados divinos y pide a Thor que rompa las cadenas del gigante. El dios de la Tormenta responde a su ruego y con un trueno y un rayo la cadena de Gwawl se rompe, entonces, el poderoso portador de Mjolnir hace acto de presencia en persona, más lo hace para pronunciar severas palabras para quien lo ha invocado:

"Llamaste y he venido, mas me pediste que liberara a uno de mis enemigos jurados. Olvídate pues, descendiente mia, de volver a recibir ayuda de mí a este lado del rió Gjoll"