Toma mi voz, o Saga, que te sientas junto al trono del Tuerto en el Walhöll de doradas puertas, para cantar la saga de los Eotenbanum, los Nemesis Trolo, los Matatrolls, cuando tras recorrer largas millas el sendero de las ballenas en pos de la Estrella Polar, llegaron a los pies de las murallas de Vinovia.
Largo tiempo hablaron Jorun y sus fieles sobre como proceder con la hueste picta. Su conducta era sumamente extraña. Hubiera sido de esperar que, dado lo pequeño de su numero, y que habían encontrado la ciudad con las puertas cerradas y a la guarnición presta para el asedio, hubieran vuelto por donde habían venido, mas no fue así, sino que acamparon en una loma a un par de millas de la ciudad, encendiendo gran cantidad de hogueras, como ardid para simular ser un gran numero. Esto se descubrió gracias al thulr Kjallak, que siguiendo los oscuros caminos de la sedjr envió su hamr a visitar el campamento picto, mientras su cuerpo permanecía en trance junto a sus compañeros. Kjallak vio que había menos de un picto por cada hoguera y así mismo vio que un grupo de unos veinte caledonios permanecían agrupados junto a un poste de madera tallada, que parecía albergar una gran magia.
Finalmente, los Eotenbaum optaron por la conducta más audaz, ya que eran casi treinta con los hombres que Jorun había traído con ella, atacar a los pictos por la noche, aprovechando la sorpresa y su dispersión. Más las nornas se mostraron poco favorables, y fueron los pictos los que les tendieron una contraemboscada, apercibidos de su llegada. El ataque de los pictos no hubiera sido tan terrible de no haber contado con el auxilio de la magia negra.
Invocaron una presencia aterradora albergada en el poste de madera, una figura pálida y fantasmal, de una mujer enfermizamente delgada y enloquecida. La criatura lanzo un chillido aterrador, en el que pesaba toda la ira y la desesperación de una mujer abandonada y consumida por la pena, lo que en las Tierras Altas de Caledonia llaman una banshee.
El chillido ultraterreno de la banshee hizo flaquear el corazón de la mayoría de los hijos de Beorn. Es sabido que muchos hombres (y mujeres) que no temen enfrentarse al berserk, el huno, el franco o incluso al berserk mas rabioso, flaquean ante la brujería. Y así ocurrió esta vez, la brava Rowen, el valiente Marek, y la mayoría de los Eotenbanum huyo, buscando alejarse lo mas rápido de la criatura.
Sin embargo los hechiceros, más acostumbrados a lidiar con la sobrenatural, fueron capaces de resistir. Kjallak enfrento su poder con el del espectro hasta desterrarlo de vuelta a Helfheim, y Thorlot consiguió utilizar el poder de la bella entre los Vanir para repeler a las fuerzas de ultratumba. Pero la victoria de los magos llevo su tiempo y entre tanto los pictos masacraron sin piedad a gran parte de los beorlingas, y sus cuerpos cubrieron la ladera de la loma britana como joyas arrojadas por un rey desdeñoso. Apenas un puñado consiguió sobrevivir y, reuniéndose alrededor de los recobrados Eotenbanum, no solo resistir a la hueste pintada, sino infringirla una derrota tan grande, que por cada beornlinga muerto, cayeron tres caledonios.
Los pictos se retiraron como las olas que ven su fuerza agotada contra los blanca roca de los jutos. Los hombres pintados, quebrantados y menguados,
Pese a haber ganado el campo, la prudente hija de Hlothere decidió que buscar abrigo ero la opción mas sabia. Marcho con los supervivientes hacia la sitiada fortaleza y llamo a sus puertas. Los habitantes de Vinovia no sabían exactamente lo ocurrido, pero les había quedado claro que aquellos hombres y mujeres no eran amigos de los pictos, y que les habían causado un gran daño. Abrieron con cautela las hojas de las grandes puertas, dejando pasar a los beorlingas y una vez vencidos sus recelos hacia los guerreros de cabelleras rubias y rojizos les brindaron su hospitalidad, ofrenciendoles sustento y aposento para sus fatigados cuerpos, unguentos y vendas para sus heridas y abriéndoles sus repletos arsenales, pues en Vinovia había mas armas que hombres dispuestos para portarlas.
La salida del sol les encontró encaramos en la muralla, viendo como llegaba la banda de Dos Hachas, y con ellos una criatura de tiempos remotos, del invierno primordial de Niffelheim: Un troll mas grande que un jotun, que caminaba sobre cuatro patas como un buey, con una cabeza deforme con dos colmillos enormes y retorcidos, como los de una morsa y un tentaculo como el de un kraken naciendole entre los dos ojos, cubierto de pelo marrón más espeso que el de un so. Entonces, Jorun se dirigió al romano que gobernaba la ciudad y le dijo así....
EL TROL DE DOS HACHAS |
¡Más espada! ¡Más brujería! ¡Es la guerra! :D
ResponderEliminar¿La guerra?. Oh no. Esto solo ha sido una escaramuza mi jovencisimo aprendiz. (acordes de la Marcha Imperial de fondo).
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