Las buenas gentes de Robleda de Ebro se reponen pronto de la impresión. Son gente de frontera, acostumbrada a enfrentarse a situaciones duras y peliagudas. Lo primero siempre es el ganado, riqueza y sustento de la comunidad. El merino ordena a los pastores llevar a los rebaños a los pastos que parece haber al norte, apostando centinelas en lo alto de la torre para vigilarlos.
Isaias, el pastor hebreo, decide confiar sus ovejas a su primogénito Ismael. El no puede ocuparse del rebaño porque el merino le ha encargado conducir a un grupo a explorar las riberas boscosas del rió que quedan al sur del otero. A la partida por el liderada se unen los siguientes individuos:
- Rui Munio: según el es un "Participer Artis", según el resto es un brujo
- Jimena: Es la herborista y curandera del pueblo.
- Iker: es un minero vascón, miembro destacado de la milicia.
- Rodrigo Pelaez: un mercenario al que la tormenta ha sorprendido en Robleda.
Según descienden por las colinas, ya empiezan a ver cosas raras. Iker , con su ojo de minero, se percata de la peculiar orografia del terreno, parece como si un fragmento de terreno acabara de insertarse sobre otro, de manera burda y brusca, como si un gigante furioso hubiera arrancado un fragmento de colinas y lo hubiera insertado caprichosamente en otro terreno radicalmente diferente.
Las sorpresas no cesan, nada mas llegar al lindero del bosque, Isaias percibe que este es un bosque cerrado y extraño, como si nunca hubiera sido hollado por pie humano. Jimena, la curandera, ve mucho más. Las plantas y arboles aparentemente familiares no son como las que crecen cerca del pueblo, incluso algunas son totalmente nuevas. Su entusiasmo tiene al grupo un rato parado en el lindero, mientras va de descubrimiento en descubrimiento. Es tiempo bien aprovechado, no obstante, ya que entre otras cosas ha encontrado un par de prometedoras especies de tubérculos.
Finalmente se adentran en la salvaje floresta, y tras un rato llegan al rió, que resulta ser ancho y caudaloso. Y, sorpresa, tambien estar lleno de salmones, que saltan y brincan corriente arriba. Tan alto saltan que Isaias puede abatir uno de un golpe de su honda.
¡¡A LA CAZUELA!! |
Como ya es la hora de comer, lo asan sobre unas piedras calientes y lo condimentan con algunas de las hierbas recogidas por Jimena. Tras reposar la pitanza, se ponen en marcha de nuevo para terminar de reconocer la rivera del río. En ello están cuando un chapoteo continuado los alerta.
Por gestos, Isaias ordena a todos detenerse, pero Iker no le hace caso y se sube a un árbol para ver que ocurre. Desde lo alto ve un oso que se ha colocado en un lugar estratégico del rió para capturar a los salmones que lo remontan. Pero cuando el oso captura un gran ejemplar, y alza la testa para tragárselo de un solo bocado, Iker se queda ojiplatico al ver que el "oso" tiene testa de ave rapaz.
¡¡Que feo es el muy hideputa!! |
Isaias decide darse la vuelta e informar al merino de lo que han visto. Cuando han salido del bosque y empiezan a ascender la colina, de detrás de esta surge una enorme bestia voladora, con cuerpo de león y alas y cabeza de águila. El grifo, pues tal es, lleva entre sus garras una oveja recién muerta, y vuela demasiado alto para que los PJ puedan atacarle.
La visión de la oveja recién muerta ha llenado la cabeza de Isaias de bíblicas referencias sobre primogénitos ofrecidos en sacrificio, así que sube colina arriba tan rápido como puede para asegurarse de que Ismael se encuentra bien. Los demás le siguen a velocidad mas razonable, aunque tambien apresuran su paso.
Cuando llegan a las cuevas, el merino esta rodeado de pastores y notables que discuten como enfrentar a la bestia. Don Garcia decide sacrificar una oveja y llenarla de veneno para ver si la criatura se la come y fenece de esta guisa. Para ello arrambla con las existencias de venenos "solo para uso medicinal y contra plagas" de Jimena.
El noble se muestra muy interesado por los descubrimiento del grupo aventureros, especialmente de una abundante fuente de alimentos en forma de salmones, pero para que la gente pueda pescar en paz, alguien debería matar al oso ese con cara de cernícalo o lo que sea. Así que invita a los PJ a equiparse en la armería y marchar contra la bestia.
Así que al día siguiente al amanecer, todos los PJ cogen una lanza y marchan a por el monstruo. Isaías pide tambien un arco, pero le dicen bien claro que ni en sueños le van a dar dos armas a un judío.
Ya equipados los PJ marchan contra el osobuho y encuentran rápidamente sus huellas, y empiezan a acecharlo. Sin embargo, es la criatura la que ataca primero, surgiendo de entre la maleza. Un rayo de luz cegadora de Rui es el primero en dañar a la criatura, y luego las lanzas la rematan. Cuesta acabar con el bicho porque el pellejo lo tiene bastante duro, pero no consigue herir a ninguno de los aventureros.
Muerta la criatura, la despellejan y la trocean para transportar sus restos hacia las cuevas, con idea de hacerla en estofado. Cuando empiezan de nuevo a subir la cuesta, puntual como un reloj, el grifo sale volando tras la cima como el día anterior. Pero algo ha cambiado, su vuelo es errático y titubeante, un grupo de arqueros le dispara desde la torre, y de la entrada de las cuevas surge un grupo de lugareños en su persecución, armados con armas improvisadas y aperos de labranza, en plan comunidad de vecinos enfrentada al mal.
La visión de la oveja recién muerta ha llenado la cabeza de Isaias de bíblicas referencias sobre primogénitos ofrecidos en sacrificio, así que sube colina arriba tan rápido como puede para asegurarse de que Ismael se encuentra bien. Los demás le siguen a velocidad mas razonable, aunque tambien apresuran su paso.
Cuando llegan a las cuevas, el merino esta rodeado de pastores y notables que discuten como enfrentar a la bestia. Don Garcia decide sacrificar una oveja y llenarla de veneno para ver si la criatura se la come y fenece de esta guisa. Para ello arrambla con las existencias de venenos "solo para uso medicinal y contra plagas" de Jimena.
El noble se muestra muy interesado por los descubrimiento del grupo aventureros, especialmente de una abundante fuente de alimentos en forma de salmones, pero para que la gente pueda pescar en paz, alguien debería matar al oso ese con cara de cernícalo o lo que sea. Así que invita a los PJ a equiparse en la armería y marchar contra la bestia.
Así que al día siguiente al amanecer, todos los PJ cogen una lanza y marchan a por el monstruo. Isaías pide tambien un arco, pero le dicen bien claro que ni en sueños le van a dar dos armas a un judío.
Ya equipados los PJ marchan contra el osobuho y encuentran rápidamente sus huellas, y empiezan a acecharlo. Sin embargo, es la criatura la que ataca primero, surgiendo de entre la maleza. Un rayo de luz cegadora de Rui es el primero en dañar a la criatura, y luego las lanzas la rematan. Cuesta acabar con el bicho porque el pellejo lo tiene bastante duro, pero no consigue herir a ninguno de los aventureros.
Muerta la criatura, la despellejan y la trocean para transportar sus restos hacia las cuevas, con idea de hacerla en estofado. Cuando empiezan de nuevo a subir la cuesta, puntual como un reloj, el grifo sale volando tras la cima como el día anterior. Pero algo ha cambiado, su vuelo es errático y titubeante, un grupo de arqueros le dispara desde la torre, y de la entrada de las cuevas surge un grupo de lugareños en su persecución, armados con armas improvisadas y aperos de labranza, en plan comunidad de vecinos enfrentada al mal.
Los PJ tambien quieren sangre y salen corriendo hacia el híbrido, que ha caído al suelo. Escupe sangre por la boca, y el pelo y las plumas se le están cayendo a puñados. Sin mas ceremonia consiguen rematarlo antes de que llegue la cuadrilla del linchamiento, con el merino y el cura al frente.
No obstante, Don Garcia no duda en atribuirse la muerte de la bestia, mientras Fray Federico entona el Tedeum.
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